El próximo diez de noviembre tendremos en España unas cuartas elecciones tras las anteriores tres en los últimos cuatro años, esto es, unas elecciones por año en los últimos cuatro. Tras el registro de las últimas elecciones, con una participación superior al sesenta por ciento, podríamos decir que España no es uno de esos países que sufren el fenómeno de la desafección por parte de su pueblo, sin embargo, ciertos países cercanos, con un importante peso a escala mundial en cuanto a relaciones mundiales y organización geopolítica, sufren de esta desafección en su población, algo que genera ciertas dudas y que a su vez, se encuentra sumergido como dato entre la gente de a pie, es decir, son datos realmente relevantes a los que la gente no hace caso, y por ende no es un tema realmente tratado a nivel nacional. La desafección de los pueblos consiste en la dejadez por parte de la gente en cuanto a las implicaciones que están relacionadas directamente con actividades de toda índole política, sean referéndums, cualquier tipo de elecciones, la actividad con respecto a la participación en todo tipo de actividad pública en relación a las políticas tanto nacionales como locales. Esto es, que la falta de estima de los habitantes de un país con un sistema representativo democrático hacia sus representantes y partidos políticos es demasiado grande y notoria. Tras la llegada de los sistemas representativos democráticos modernos a occidente y la aparición de partidos políticos nunca antes vistos, la democracia se situaba en un auge extremo, la gente participaba en países como Francia o EEUU de una forma bastante portentosa, que, sin embargo, tras la decadencia política de las últimas décadas desde la aparición por completo del sistema representativo democrático, los problemas sociales no resueltos y las cuestiones económicas en incógnita, crisis, y números prácticamente inamovibles, la gente comenzó a percatarse de que la solución verdaderamente no se encontraba en los políticos, y más tarde, en la política en sí misma, y se produce así, años tras años, bipartidismo tras bipartidismo e incompetencia tras incompetencia, la falta de estima de la población hacia la política. Y no es sólo eso. Los partidos y sus representantes también comenzaron a alejarse cada vez más de la gente, se trata de una especie de distanciamiento entre los representantes y la población, donde este último factor digamos que ya no se siente dentro de la utilidad de un partido o serie de representantes, y estos representantes, en mayoría de ocasiones, se les impide por parte de factores mayores, ejercer cierto tipo de políticas económicas que propusieron y que tras determinadas presiones exteriores, ajenas incluso a la nación interna, dejaron a un lado.
Ejemplos claros de países con desafección en su población.
Algunos de los países más cercanos a España como mencionamos antes, EEUU y Francia, son países con un claro caso de desafección dentro de la población. En Francia, un 50% de los electores ya no votan, y el resto 20% votan en blanco, es decir, el presidente actual de la república francesa fue elegido por nada más que menos del 15% de los electores, o lo que es en otras palabras, elegido por muy poca gente. Para ser más concretos realizamos un pequeño análisis demográfico acerca de esta cuestión. En Francia hay aproximadamente 66 millones de personas, de las cuales, inscritas realmente hubo 47 millones, de las cuales, tan sólo 37 millones votaron en la primera vuelta, un número que bajó a 31 millones en la segunda vuelta (es decir, en la definitiva). Esto de por sí ya es una cifra alarmante, y quiere decir que realmente hubo una cantidad de votos desproporcionados a la cantidad de habitantes totales en Francia, y esto es, realmente, menos de la mitad. Quiere decir, que esos 31 millones de votos representan el 100% de votos totales (tanto blancos, como nulos, como repartido hacia los diferentes partidos) de los inscritos que realmente fueron a votar. Ahora, dentro de este 100% los votos se dividieron entre (a grandes rasgos), el partido de Emmanuel Macron y Marine Le Pen, con 20 millones de votos para Macron y 10 para Le Pen. (Jorge Verstrynge, “El veto de los pueblos”). Esto significa, básicamente, que Emmanuel Macron, el presidente de la considerada república donde nació la democracia, fue elegido por un tanto menos de la mitad de la población francesa total. Casos similares pueden encontrarse en países como Portugal, donde, de los 10 millones de habitantes totales tan sólo 5 millones votaron. Esto quiere decir, que es el ejemplo de otro país donde su población entró en desafección. Un caso similar también es el de Grecia, con una cantidad de habitantes y votos totales similar a la de Portugal.
Conclusión
Para concluir, e invito a revisar de diferentes fuentes, existen ciertos países, potencias y demás, en los cuales, la gente comienza a desinteresarse cada vez más de la política, promesas no cumplidas, corrupción, bipartidismo... Lo cual genera desafección en el pueblo, y esto, a su vez, genera una destrucción y putrefacción del sistema representativo democrático el cual no se hace eco en los medios de comunicación. El pueblo debe tomar partido, y a su vez, el partido debe tomar acción, pero acción de verdad, auténtica, esto quiere decir, acción pese a las directrices de los que se encuentran aún más arriba.
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